16.5.11

retrocedamos un momento.

 Habiendo dormido plácidamente rodeada entre sus brazos, sin presagios ni pesadillas Emma se dio cuenta que no se volvería a repetir en mucho tiempo.
Demasiado.
Las promesas se quedaron en nada. Al final se vieron, y no se molestaron. Desnudaron con sentimientos el orgullo que restaba, pensaron el uno en el otro, y se dedicaron caricias, tiempo, y el aire que sobraba alrededor.
En cuatro paredes, quedaron lágrimas, palabras, un vaso agrietado con hielos derritiéndose de poco a poco, secretos bajo la luz de unas cinco velas y el humo.
 En cuatro paredes y una ciudad y media se quedaron sus ganas de verse una noche más. Porque hoy como ayer, Emma seguía esperándole.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cualquiera puede dejarme su mensaje,¡anímate!