25.12.11


Cuando los hechos se presuponen vacíos y vertiginosos me elevo.
 Me elevo sobre el suelo. Desde ahí adquiero una visión mucho más rotunda de mis pies solitarios caminando sin saber donde ir, de mi cabeza a ratos desquiciada a ratos aburrida y encuentro una maraña de pensamientos de colores plateados que no saben que dirección tomar.
Y de pronto me siento mal por el peso de mi cuerpo, realmente mal.
 Y decido perfeccionar la técnica para sentirme aún más alejada de todo. Personas, sombras, palabras e ideas parecen lo mismo. 
Todo vacío.
Es ahí una de las pocas veces que el peso de mi cuerpo no me preocupa. Me siento liviana y ligera. Y lo absurdo de todo me eleva aún más. No pesa el peso ni la soledad tan solo estoy yo y una maraña de pensamientos de colores plateados.



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