Aparecer y desaparecer, Carlos, ese parece el juego.
No creo en las coincidencias ni en la comunicación en órbitas y sin embargo tú eres la excepción a todo ello.
Me intrigan tus formas, tú, tus viajes y tus silencios. Pero más aún me intriga cuando hay ausencia de silencios.
Sin saber exactamente a qué atenerme ni en qué circunstancias. Vuelvo a saber de tí, con algo tan simple como un mensaje. Desciendes y asciendes por el mundo con absoluta fluidez, como un pez. Y eso, me gusta.
Y ya no estoy muy segura de si te conocí o lo soñé.
Espero tus palabras impresas con caligrafía rápida en alguna postal y las esquinas dobladas, fotografías de muy lejos, una llamada inesperada y que estés realmente bien.
Como bien decías: "(...)te creo, te veo o no te veo, te oigo, te escucho y ni eso."
Probablemente creo más en mí por tí, pero déjame intentarlo...
Ahora sí, ahora no.
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