3.11.12

tienda de libros.

-He intentado desviar mi mirada torpemente. Pero es tarde porque ya me has descubierto mirándote  admirando cada pequeña arruga que rasga la frágil piel de tu rostro.
Y de perdidos al río, pienso. Y te vuelvo a mirar sin disimulo. Tu mirada y la mía se enfrentan. Se desafían en un duro pulso para proclamar victoriosa el alma que soporte mejor la presión de la mirada del otro.
Mirada azulada contra ojos color almendra.
Todos estos fríos días, esperando una señal.
 Creíamos en silencio en algo tan raro como tu y como yo. Pero todavía descansa. No se ha despertado.
Tu te encuentras al otro lado del mostrador. Hay una pequeña cola de cuatro clientes esperando ser atendidos para pagar sus libros o para realizarte una consulta. Pero estamos ajenos, y muy lejos.
Todo se congela con nuestro pulso de miradas.
Y tu piensas:
"Qué bonita estas, cada días más. Si sacará suficiente valor te apartaría ese mechón que cae rebelde sobre tu pecho, te invitaría a tomar un té aquí rodeados de viejos libros y recuerdos en la librería y te pediría que me abraces. Porque estoy frío."
 Y yo pienso:

"Estas tan frío...
¿Sobrevivirás? Quiero pasarte un poco de mi vida, quiero que alegres tu mirada azulada. Deja que te abrace."

Aflojas la mirada, y creo que he ganado. Pero no me siento victoriosa, más bien vacía.
En Octubre pasaba cada día después de las clases por la calle  y me sentaba en el Café Central, en un ventanal desde el cual podía visualizar la antigua tienda de libros. Con un té entre las manos.Y escribía inspirada por tus movimientos lentos y pausados. Sacaba fotos mentales tuyas, sin miedo a ser descubierta.
 En Noviembre saqué valor abandoné el té y el Café Central. Acercando mis pasos y traspasando el umbral de la tienda, que me recibía con un dulce sonido de unas pequeñas campanas que anunciaban la entrada de un nuevo cliente. Soltaba  un tímido "buenas tardes" cogía un libro, inspeccionaba lentamente su portada, hojeaba sus páginas e iba a la caja a pagarte mientras que lanzaba rápidas miradas hacia donde estabas y analizaba el color de tu ropa y de tu tristeza. Treinta libros, durante treinta días solo para mirarte desde más cerca. Para que supieras de mi existencia, para que supieras que yo te quería dar mi calor. Para que no tuvieras tanto frío.
Y tu dices:
"Son 9,99"
Y yo digo:
"Aquí tienes."
Y tu piensas:
"Por favor vuelve mañana. Quiero verte, prometo invitarte a un té, atreverme a retirarte el mechón y después... después quizás te bese si me dejas"
Y yo pienso:
"Es la última vez que vengo. ¿Por qué no me has dicho nada? Mañana ya es 1 de Diciembre. Es demasiado tarde, demasiada espera.
Y tu dices:

"Muchas gracias, Emma... Vuelve mmm pronto¿ vale? 

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