17.3.11

Y la curiosidad mató el pájaro.





 Unos espaguetis crudos no podían ser más que señal de buen augurio. El vértigo y el mareo no cesaban pero todo era mejor que sentir nada.


Un dolor que te hiciera sentir vivo, que hiciera ver que nada de eso era un sueño y que la verdad era que sí había sucedido. ¿El qué? la vida en sí misma.

Me pregunto el porqué de lo escueto de lo que escribo, supongo que la idea de confundir alter ego con lo mío propio no resulta sencillo.

Y sin embargo aquí seguimos esperando un sol, algo que consiga desnudar nuestros cuerpos blandos, una excusa para tumbarnos en cualquier bar a esperar que suceda algo realmente excitante.

A esperar que la curiosidad mate el pájaro, o que el pájaro la mate a ella. De golpe y porrazo un beso en la mejilla en el momento más inesperado marca una fina línea.


Y decidir el que será de tu mañana en un juego tonto, que después no habrá servido para nada.

Blog, en construcción. Necesito un par de días.

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