""- Ya sé que no me crees nada, don incrédulo-murmuró, al fin.
-Te juro que nada me gustaría más que creerte, Paúl.
Y tener el entusiasmo que tú. Él asintió, observándome con su afectuosa sonrisa de luna llena.
-¿Y tú?- me preguntó, cogiéndome el brazo-.¿Tu qué, mi viejo?
-Yo, nada-le respondí-. Yo, aquí, de traductor en París.
Vaciló un momento, temeroso de que lo que iba a decir pudiera lastimarme. Era una pregunta que, sin duda, había estado comiéndole la lengua hacía tiempo.
-¿Eso es lo que quieres ser en la vida?¿Nada más que eso?Todos los que vienen a París aspiran a ser pintores, escritores, actores, a hacer un doctorado o la revolución. ¿Tú sólo quieres eso, vivir en París?Nunca me lo he tragado, viejito, te confieso.
-Ya sé que no. Pero es la pura verdad, Paúl.(...)Eso es lo que quiero: vivir aquí.¿Te parece poco?.
Le señalé los árboles de Luxemburgo: cargados de verdura, desbordaban las rejas del jardín y lucían airosos bajo el cielo encapotado. ¿No era lo mejor que podía pasarle a una persona?¿Vivir, como en el verso de Vallejo, entre "los frondosos castaños de París? "
"Travesuras de la niña mala".Mario Vargas Llosa.
Tarde y sin más, para tí. Para que sigas esperando ver pronto los tejados de Madrid. Para sacar una sonrísa en el momento menos esperado de la forma más tonta.
:) Gracias! Mira que me caes bien...
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