11.9.11


Se dirige a la ventana como cada mañana. Te sacude de entre las sabanas, te besa dulce y su aliento deja rastro de mar. Un beso casi imperceptible. Comienza a entrar la luz de las siete de la mañana. Te acerca un café y lo vas sorbiendo pero ésta mañana esa figura calmada y sabia te observa diferente…
Abre la ventana y terminas por abrir los ojos.
-Aíta, tengo miedo a volar.
-No deberías.
-Aíta…
-¿Si?
-Pero... ¡ no me sueltes la mano todavía!
-Hace tiempo que no la tengo cogida.

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