De su puerta a la mía, solo hay un par de pasos.
En días raros como domingos, 5 de cada mes y diecinueve de marzo la distancia entre tu puerta y la mía se hace un mundo de lejos.
Fuiste clara al decir lo bueno que había sido incorporar un poco de luz en tu vida. Y yo fui sensato al callarme lo bueno que fue añadir algo de oscuridad a la mía.
Y ahora no hay oscuridad pero tampoco esta tu luz.
De su puerta a la mía hay dos ciudades de distancia. Hay intentos de dejarte en un cajón y correr a tu puerta. Llamar, que me abras. Que tu salón me ha extrañado, que tus me extrañas pero que es mejor así.
De su puerta a la mía solo hay un par de pasos.
Y parece que nunca más volveremos a pisarlos.
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