18.9.12

Méknes. II parte

Lee aquí la I parte.

II parte:

Áquel verano en Meknes llegaría a ser recordado como uno de los veranos más calurosos en cincuenta años.
Yo andaba entretenida escribiendo mis artículos que mandaba religiosamente cada dos semanas a la redacción de Fez y con la construcción del cenador que ocuparía toda la parte trasera del jardín.
Tu mientras andabas fuera de la casa, tus obligaciones como embajador te hacían ausentarte durante largas temporadas. De vez en cuando recibía un papel dañado por las vicisitudes del viaje y alguna tela o piedra preciosa que enviabas empaquetada con sumo cuidado junto a una nota. Las notas eran tan escuetas y breves como tú : "Estoy respirando aire de colores" , "¿Siguen tus ojos grises?" , "Quedará bien".
Yo dejaba los paquetes en cualquier esquina de nuestra casa perfectamente desordenada y guardaba las notas.
Khadija venía cada mañana, tal y como tu ordenaste. Limpiaba, recogía, y se ocupaba de todas esos pequeños detalles que hacen que la casa se mantenga, y de los cuales yo nunca era consciente. También me cocinaba exquisitos platos de verduras y pescado con intensas especias, y en la cocina siempre encontraba té helado bien amargo.
Creo que en Khadija desperté cierto instinto maternal. Me cuidaba y vigilaba, siempre respetando una cierta distancia, pero lo cierto es que la casa guardaba armonía y sentido gracias a ella.
Yo, ya lo sabes, era más un rebaño de ideas que se movían en amplios vestidos de seda de un lugar a otro de la casa, moviendo cosas, pintando paredes, escribiendo y dibujando en mis cuadernos.
Creo que a medida que estábamos más tiempo separados mis despistes aumentaban y cuando Khadija ya comenzaba a desesperarse con mi apatía, mis silencios, y mi falta de apetito aparecías tu. De noche, en mi habitación, apartabas la mosquitera con sumo cuidado. Me rodeabas con tus brazos oliendo todavía a polvo y sudor del viaje. Y yo despertaba de mi sopor para besarte, hacerte el amor y volver a mi estado habitual donde escribía para la redacción en Fez y participaba en las charlas clandestinas con otros librepensadores y jóvenes escritores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cualquiera puede dejarme su mensaje,¡anímate!